La Alianza por la Obesidad, iniciativa transversal que cuenta con trece organizaciones de pacientes y sociedades científicas, entre ellas Cardioalianza, presentó el pasado 19 de marzo en el Congreso de los Diputados las conclusiones del informe “Situación sanitaria y social de las personas con obesidad en España”, con el objetivo principal de reclamar la necesidad de reconocer la obesidad como enfermedad crónica y multifactorial en España. “Este reconocimiento no solo mejoraría la prevención y atención, sino que también impulsaría la investigación y la inversión en políticas de salud pública para abordar este creciente problema. De este modo, las personas con obesidad podremos formar parte de la Ley de Garantías y comenzaremos a ser reconocidos por el sistema sanitario español”, subraya Victoria Buiza, portavoz de la Alianza por la Obesidad y presidenta de la asociación AB Híspalis Nacional.
La jornada contó con dos mesas de debate, una de expertos y otra con representantes de los principales grupos parlamentarios. Tomás Fajardo, presidente de Cardioalianza, destacó como miembro y representante de la Alianza que participó en la mesa de expertos, que “la obesidad es un factor de riesgo muy importante para las enfermedades cardiovasculares, y debe ser tratada a tiempo y con la misma importancia tanto por parte de los profesionales sanitarios como de los pacientes”.
Y es que la obesidad ha aumentado casi tres veces su prevalencia desde 1975, lo que representa, sin duda, un desafío de salud en constante crecimiento a nivel global. En la actualidad, se estima que más de 988 millones de adultos padecen obesidad, y se prevé que esta cifra pueda duplicarse para el año 2030. En España, más del 60% de la población española tiene obesidad o se encuentra en riesgo de padecerla, posicionándonos como el noveno país de Europa con una de las mayores prevalencias en exceso de peso.
La principal conclusión que se desprende del informe es que la falta de reconocimiento de la obesidad como enfermedad conduce inevitablemente a un infradiagnóstico. A pesar de que la evidencia científica respalda que la obesidad es una enfermedad crónica, las personas con obesidad tienden a infravalorar su condición real de peso, lo que provoca un retraso significativo en la búsqueda de atención médica. El proceso diagnóstico también presenta desafíos pues, según los resultados obtenidos en el presente estudio, solo el 69% de los pacientes con obesidad recibe un diagnóstico de obesidad.
Este estudio también pone de manifiesto las barreras que obstaculizan el manejo de la obesidad, como una inadecuada coordinación en la atención entre especialistas de distintos niveles asistenciales. “En general hay una falta de individualización y personalización de la atención a las necesidades del paciente, también las emocionales, y una escasa información y formación sobre esta enfermedad y sus consecuencias”, manifiesta la doctora Irene Bretón, miembro de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN). En concreto, el informe revela que solo el 67% de los pacientes con obesidad recibe algún tipo de atención sanitaria para la misma, estando atendidos de media por 2 o 3 especialistas. Endocrinología, atención primaria y nutrición son las especialidades más frecuentemente involucradas, mientras que disciplinas igualmente relevantes, como la psicología o medicina interna tienden a desempeñar un papel secundario en la atención, dejando necesidades críticas de los pacientes sin cubrir, lo que compromete la calidad de la atención sanitaria.
La estigmatización en el ámbito sanitario y social es otro desafío que afecta negativamente la calidad de la atención sanitaria y el bienestar de los pacientes, incluyendo los ámbitos laborales, educativos, familiares y sociales en general. Este prejuicio surge de la percepción generalizada de que la obesidad es el resultado de una falta de voluntad y malos hábitos, así como de estereotipos negativos relacionados con la obesidad. En este sentido, El Dr. Albert Lecube, miembro de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), ha explicado que la obesidad no es un vicio ni una enfermedad moral. “Una persona no escoge tener obesidad, sino que la enfermedad le elige«. El experto ha asegurado que, además de cambiar el estilo de vida, que es imprescindible, hay que valorar todas las herramientas que ofrece la medicina para hacerle frente y atendiendo a las necesidades individuales de cada individuo. El doctor Lecube pone el foco en que las estrategias no tienen que ser excluyentes: «podemos tener pacientes con obesidad en los que combinamos diferentes intervenciones según el momento y estado de salud. Incorporar la cirugía bariátrica en las listas de priorización de los sistemas sanitarios, ampliar su oferta y garantizar un seguimiento adecuado tras la cirugía es una prioridad para combatir la obesidad«.
12 propuestas para disminuir el impacto de la obesidad en nuestro país
Frente a la sólida evidencia que respalda la alta prevalencia de la obesidad, su preocupante tendencia al aumento, su significativo impacto tanto en el sistema sanitario como en la economía (la obesidad conlleva un 9,7% del gasto total en atención sanitaria y reduce la productividad laboral en el equivalente a 479.000 jornadas laborales anuales), su amplia gama de comorbilidades asociadas y su repercusión negativa en la calidad de vida, la obesidad se erige como un desafío apremiante en la salud pública española para la que esta alianza estratégica propone 12 propuestas que se enfocan en una atención más efectiva y en la promoción de un enfoque integral de la enfermedad para mitigar el impacto en la salud y el bienestar de las personas afectadas:
- Potenciar el reconocimiento real de la obesidad como una enfermedad crónica.
- Desarrollar campañas de concienciación y sensibilización sobre la obesidad.
- Desarrollar programas de educación y promoción de la salud en escuelas.
- Realizar acciones de formación y concienciación para profesionales sanitarios.
- Implementar programas de detección precoz del exceso de peso de manera sistemática.
- Establecer protocolos de diagnóstico integral.
- Establecer protocolos de tratamiento y seguimiento personalizados e integrales.
- Instaurar equipos multidisciplinarios específicos para el abordaje de la obesidad.
- Incorporar la cirugía bariátrica en las listas de priorización de los sistemas sanitarios, ampliar su oferta y garantizar un seguimiento adecuado tras la cirugía.
- Establecer protocolos de comunicación y coordinación entre los diferentes profesionales sanitarios.
- Ampliar el acceso a la atención psicológica especializada y la terapia conductual.
- Promover la corresponsabilidad del paciente a través de la información y educación sanitarias.