Un nuevo estudio publicado recientemente en The Lancet Healthy Longevity ha evaluado de forma longitudinal la asociación existente entre la aterosclerosis y la salud del cerebro en personas de mediana edad y, a través de técnicas de imagen avanzadas, se ha observado que este factor de riesgo cardiovascular está relacionado con una mayor disminución del metabolismo cerebral.

Estos son los nuevos datos que arroja el estudio PESA-CNIC-Santander, dirigido por el Dr. Valentín Fuster, director General del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares Carlos III (CNIC) y socio de honor de CardioAlianza; una investigación prospectiva que incluye a más de 4.000 participantes asintomáticos de mediana edad en los cuales se evalúa exhaustivamente la presencia y desarrollo de aterosclerosis subclínica desde el año 2010.

El equipo del CNIC, liderado por los Drs. Marta Cortés Canteli y Juan Domingo Gispert, ha realizado un seguimiento a estos individuos de mediana edad (50 años) a lo largo de 5 años y han encontrado, a través de técnicas de imagen como tomografía por emisión de positrones (PET), que aquellos que mantienen un riesgo cardiovascular elevado durante todo este tiempo sufren una disminución aún mayor del metabolismo cerebral medido. En concreto, se ha detectado un declive metabólico cerebral tres veces mayor que el de personas que se mantienen en bajo riesgo cardiovascular.

La investigación del CNIC demuestra la importancia de controlar la aterosclerosis -acúmulo de placas de grasa en las arterias- y otros factores de riesgo asociados (como hipertensión, colesterol, diabetes, tabaquismo o sedentarismo), pues además de ser las principales causas de enfermedad cardiovascular ahora se ha visto que están también implicados en alteraciones cerebrales típicas de la enfermedad de Alzheimer, la causa más común de demencia.

Estos datos reivindican la importancia de mantener un control de los factores de riesgo cardiovascular, no solo para cuidar la salud de nuestro corazón sino también para prevenir enfermedades relacionadas con el deterioro cognitivo como es el Alzhéimer y, abren, por tanto, una posible vía para la prevención de enfermedades como las demencias, para las que hoy por hoy no existe tratamiento, a través de la intervención de los factores de riesgo cardiovasculares modificables. Así, “cuanto antes empecemos a controlar los factores de riesgo cardiovascular, mejor será para nuestro cerebro”, como advierte el Dr. Valentín Fuster.

En la misma línea, análisis anteriores del estudio PESA-CNIC-Santander ya demostraron que la presencia de factores de riesgo cardiovascular y de aterosclerosis subclínica en las arterias carótidas, las que suministran sangre al cerebro, en individuos de 50 años aparentemente sanos, estaba asociada a un menor metabolismo de glucosa cerebral, un indicador de salud cerebral ya que se trata de la principal fuente de energía de las neuronas y de otras células cerebrales.

“Aunque aún no conocemos el impacto que esta disminución en el metabolismo cerebral puede tener sobre la función cognitiva, el haber detectado ya daño neuronal sí que nos indica que cuanto antes empecemos a controlar los factores de riesgo cardiovascular, mejor será para nuestro cerebro”, concluye la Dra. Cortés Canteli.

De esta forma, concluye el Dr. Valentín Fuster en declaraciones a Cardioalianza, se ha visto que los factores de riesgo cardiovascular que afectan silenciosamente a las grandes arterias del corazón también afectan a las arterias del cerebro de manera muy silenciosa, ya que el problema se manifiesta de forma más tardía pero mucho antes de lo que se creía. “El no controlar los factores de riesgo cardiovascular da lugar a una aceleración de la demencia senil y de la enfermedad de Alzheimer, que puede acelerarse por no haberse cuidado en edades tempranas”, señala el cardiólogo, ya que se ha comprobado que, en realidad, la enfermedad cardiovascular empieza a constituirse a los 20 años, por lo que es precisamente en esta edad, entre los 20 y los 30 años, cuando es muy importante llevar un control de los factores de riesgo cardiovascular y seguir unos hábitos de vida saludables.

FUENTES:

  • Catarina Tristão-Pereira, MSc; Prof Valentin Fuster, MD PhD; Belen Oliva, MSc; Andrea Moreno-Arciniegas, MD; Ines Garcia-Lunar, MD PhD; Cristina Perez-Herreras, MD; et al. Longitudinal interplay between subclinical atherosclerosis, cardiovascular risk factors, and cerebral glucose metabolism in midlife: results from the PESA prospective cohort study. The Lancet. Published: September 2023. DOI: https://doi.org/10.1016/S2666-7568(23)00134-4

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