Así lo demuestran los datos extraídos de una encuesta realizada por Cardioalianza a personas diagnosticadas de insuficiencia cardiaca (IC) en nuestro país, que se ha llevado a cabo con el objetivo de conocer la percepción de estos pacientes sobre su propio conocimiento de la enfermedad y el impacto que ésta causa en su calidad de vida.

La IC es una enfermedad crónica y degenerativa que se define por la incapacidad del corazón para bombear la sangre suficiente, de forma que no se cubren las necesidades de otros órganos. En España, su prevalencia es elevada y va en aumento, pues entre el 4,7% y el 6,8% de personas mayores de 45 años padecen IC, llegando al 16% en los mayores de 75 años[i]. Se trata de una patología que cursa con múltiples comorbilidades médicas que hace imprescindible un manejo integral desde un punto de vista multidisciplinar. Por todo ello, la IC se ha convertido hoy en día en un problema de salud pública al que no podemos dar respuesta sin antes evaluar la experiencia del paciente sobre su enfermedad y la atención sanitaria recibida.

Partiendo de este objetivo, esta encuesta que se ha difundido mediante los canales online de Cardioalianza y en poco más de dos semanas, desde el 16 de marzo hasta el 1 de abril de 2022, ha logrado recopilar un total de 411 cuestionarios válidos. Los criterios de inclusión para poder participar han sido: que la persona tenga más de 16 años, que tenga un diagnóstico de IC y que sea residente de España.

Si analizamos el perfil del participante de la encuesta, vemos que su media de edad es de 65 años (50 % hombres y 50 % mujeres) y que se les diagnosticó IC a una edad media de 55 años; de lo que se desprende que, de media, llevan 10 años conviviendo con el diagnóstico. Sobre la causa que desencadenó la enfermedad, uno de cada cuatro pacientes manifiesta que ésta se ha producido debido a un infarto (27,7 %), uno de cada cinco debido a una arritmia cardíaca (21,4 %) y uno de cada diez manifiesta desconocer la causa que desencadenó la enfermedad (11,7 %).

Los episodios de descompensación o empeoramiento de la IC se caracterizan por el desarrollo progresivo de signos y síntomas que implican ingresos hospitalarios. Tanto es así, que, hoy en día, la IC es la primera causa de hospitalización en pacientes mayores de 65 años, llegando a suponer el 3% de todos los ingresos hospitalarios[ii], lo que representa alrededor del 2% del gasto total en salud en España[iii].

Estos datos quedan también reflejados en nuestra encuesta, pues el 60% de los pacientes participantes afirma haber sido hospitalizado debido a la IC en alguna ocasión y, de mediana, han tenido dos hospitalizaciones. Estos ingresos se dieron en más de la mitad de los casos (54 %) hace menos de dos años.

El 80% de las personas que conviven con IC declaran que la hospitalización les ha impactado emocionalmente (46% han declarado que “bastante” y el 33,5% que “mucho”). Al preguntarles sobre sus sentimientos después del alta hospitalaria, el 44,8% de los entrevistados/as manifiesta tener miedo a volver a empeorar y tener que volver a ingresar en el centro hospitalario; el 19% a ser una carga para sus familiares, el 18% declara tener dudas en general y no saber ni cómo ni cuándo contactar con el especialista en caso de duda antes de la próxima visita, mientras que otro 18% señala haber abandonado el hospital sin tener claros los posibles síntomas a los que deber prestar atención ni sobre cómo realizar su autocuidado.

Precisamente en referencia al impacto emocional, en esta encuesta, dos de cada tres personas afirmaron tener afectación emocional debido a la IC. En concreto, el 61% manifestó sentirse preocupado a causa de su enfermedad, el 47% tener miedo y/o angustia, el 44% tristeza, el 33% indefensión y/o impotencia, y el 30% excitación, estrés, nerviosismo o tensión.

Sabemos que disponer de información respecto a cómo cursa la propia patología o sobre cómo cuidarse es vital para empoderar al paciente y hacer que éste adopte las decisiones correctas y un rol más activo en el cuidado de su salud. A pesar de ello, esta encuesta revela que el 45% de los pacientes con IC no disponen de información necesaria para controlar la enfermedad e intentar evitar posibles hospitalizaciones. En cuanto a las necesidades de información no cubiertas, los pacientes demandan poder tener más información sobre la sintomatología a la que se debe prestar atención (45%), otras recomendaciones para mejorar la calidad de vida (44%) y cómo actuar ante la presencia de alguno de los síntomas o señales de alerta (40%).

Los datos recopilados por esta encuesta ponen de manifiesto las carencias actuales en cuanto a la atención de los pacientes que conviven con la IC, que además de suponerles una limitación física (reducción de la movilidad), les supone un importante agravio de su salud emocional (provocando dolor, malestar, ansiedad o depresión en muchos casos). Así, se hace visible una vez más la necesidad de renovar el abordaje actual de estos pacientes, priorizando una atención integral que tenga en cuenta las necesidades biopsicosociales de la persona. Solo así lograremos mejorar la calidad de vida de estas personas y avanzar en la mejora de la IC.

DESCARGAR PRINCIPALES RESULTADOS ENCUESTA “Impacto de la insuficiencia cardiaca en la vida del paciente”.


[i] Anguita Sánchez, et al. (2008). Revista Española de Cardiología, 61(10), 1041–1049.

[ii] Rodríguez-Artalejo, F. Rev. Esp. Cardiol. 57, 163–170 (2004).

[iii] Lesyuk et al. BMC Cardiovasc. Disord. 18, 74 (2018).

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