Si algo bueno nos ha traído la Covid-19 es que todos, en menor o mayor medida, hemos podido observar la transformación sin precedentes de nuestro entorno natural cuando se para por completo el mundo. En Europa algunas ciudades han mostrado una reducción de alrededor del 50% de los óxidos de nitrógeno (NO2) -un contaminante muy relacionado con el tráfico- y en algunos casos hasta el 70%, en los niveles de NO₂ en comparación con los valores previos al cierre por cuarentena.
En este sentido, según advierte la Organización Mundial de la Salud (OMS), está demostrado que vivir con niveles altos de contaminación empeora el pronóstico de Covid-19 y de contraer todo tipo de enfermedades en general, y aprovecha para reclamar a los países europeos que hay que reducir la emisión de gases contaminantes y garantizar la calidad del aire tanto en espacios abiertos como en recintos cerrados, domicilios y oficinas de trabajo.
Son muchos los estudios publicados que en esta misma línea han evidenciado que la contaminación ambiental contribuye al desarrollo de enfermedades respiratorias y cardiovasculares, por lo tanto, no es raro que ello contribuya también a un empeoramiento de los síntomas en el caso de contraer la Covid-19.
En este sentido, un estudio publicado en septiembre en la revista americana The Innovation señalaba que altos niveles de contaminación del aire a largo plazo pueden ser más susceptibles a resultados graves de Covid-19, lo que resulta en tasas de letalidad y mortalidad de coronavirus más altas.
Una nueva investigación publicada en la revista Cardiovascular Research, de la European Society of Cardiology (ESC), ha ido más allá y ha estimado que las muertes por coronavirus que podrían atribuirse a los efectos de la contaminación del aire es de alrededor del 15% de los fallecimientos. En concreto, el trabajo indica que en Europa la proporción es aproximadamente del 19%, en América del Norte un 17% y en Asia Oriental, el 27%. En el estudio los autores indican que estas proporciones son una estimación de la fracción de muertes por Covid-19 que podrían evitarse si la población estuviera expuesta a hipotéticos niveles de contaminación del aire más bajos, sin las emisiones relacionadas con los combustibles fósiles y otros factores causados por la acción humana.
«Dado que el número de muertes por Covid-19 está aumentando todo el tiempo, no es posible dar números exactos o finales de muertes por coronavirus por país que puedan atribuirse a la contaminación del aire. Sin embargo, como ejemplo, en Reino Unido ha habido más de 44.000 muertes por Covid y estimamos que la fracción atribuible a la contaminación del aire es del 14%, lo que significa que más de 6.100 muertes podrían achacarse a esa causa. En EE. UU. que lleva más de 220.000 muertes, con un porcentaje del 18%, se podrían atribuir 40.000 muertes a la contaminación del aire«, señala el profesor del Instituto Max Planck de Química (Alemania), Jos Lelieveld, uno de los autores de este estudio.
Para conocer exactamente cómo interactúa la polución en nuestro organismo, el profesor Thomas Münzel, del Centro Médico Universitario de la Universidad Johannes Gutenberg de Maguncia (Alemania), explica lo siguiente, “cuando las personas inhalan aire contaminado, las partículas contaminantes muy pequeñas, las PM2,5, migran de los pulmones a la sangre y los vasos sanguíneos, causando inflamación y estrés oxidativo severo, que es un desequilibrio entre los radicales libres y los oxidantes en el cuerpo que normalmente reparan el daño a las células. Esto causa daño al revestimiento interno de las arterias, el endotelio, y conduce al estrechamiento y endurecimiento de las arterias. El virus SARS-CoV-2 también entra en el cuerpo a través de los pulmones, causando daños similares a los vasos sanguíneos, y ahora se considera una enfermedad endotelial«.
«Si se juntan tanto la exposición prolongada a la contaminación del aire como la infección por Covid-19, entonces tendremos un efecto adverso añadido sobre la salud, particularmente con respecto al corazón y los vasos sanguíneos, lo que conduce a una mayor vulnerabilidad y menor resistencia a la Covid. Si la persona ya tiene una enfermedad cardíaca, la contaminación del aire y la infección por coronavirus causarán problemas que pueden provocar ataques cardíacos, insuficiencia cardíaca y derrames cerebrales«, continúa Münzel.
Estos resultados ponen de manifiesto la necesidad de acelerar la aplicación de medidas que reduzcan las emisiones y reducir así la exposición a la contaminación del aire, tanto para nuestra propia salud como para el cambio climático. Y es que al final, de todo lo malo hay que sacarle el lado bueno y, por tanto, en cierto modo la pandemia nos ha hecho ver que aún hay esperanza para revertir el proceso de contaminación actual y buscar nuevas formas de producción a través de energías verdes.
Fuentes:
- El Mundo. Noviembre 2020. Un estudio estima que la exposición a la contaminación del aire aumenta un 15% las muertes por Covid en todo el mundo. Disponible aquí.
- Pozzer, Andrea; Dominici, Francesca; Haines, Andy; Witt, Christian; Münzel, Thomas; and Lelieveld, Jos. Regional and global contributions of air pollution to risk of death from COVID-19. Cardiovascular Research. 30 September 2020. Disponible en: https://static.primary.prod.gcms.the-infra.com/static/site/cardiovascres/document/cva288?node=f7fc2719f8cfc0d157d9