Así lo demuestra un reciente trabajo publicado en Global Heart, en el que se ha analizado el impacto que la COVID-19 ha tenido en el desarrollo y la continuidad de los programas de rehabilitación cardiaca (RC) en todo el mundo.
La RC es una parte integral en la atención del paciente que ha sufrido un evento cardiovascular y es una recomendación de primer nivel (IA) según las guías europeas de práctica clínica. A pesar de ello, y de haber demostrado que su prescripción reduce la mortalidad y las complicaciones cardiovasculares mayores, además de mejorar la calidad de vida del paciente, la realidad es que estos programas están infrautilizados en todo el mundo y, con la COVID-19, aun se ha acentuado más la dificultad que tienen muchos pacientes para acceder a un programa de estas características.
Justamente para evaluar la repercusión que ha tenido la pandemia sobre los programas de RC, este estudio transversal realizó encuestas a programas de RC a nivel mundial a través de la plataforma REDCap© (Research Electronic Data Capture software), de abril a junio de 2020. Los 50 miembros del International Council of Cardiovascular Prevention and Rehabilitation (ICCPR) y los contactos personales facilitaron la identificación de los programas de RC.
En general, se recibieron 1.062 (tasa de respuesta del programa del 18,3%) respuestas procedentes de 70/111 (tasa de respuesta del país del 63,1%) países de todo el mundo con programas existentes de RC. De estos, 367 (49,1%) programas informaron que habían detenido la implantación por completo de los mismos, 203 (27,1%) que se detuvieron temporalmente (media = 8,3 ± 2,8 semanas), y 178 (23,8%) que no detuvieron su labor. Del total de los que se detuvieron, ya sea por completo o temporalmente, 363 (30%) no pudieron dar ningún tipo de solución para poder proveer del servicio de rehabilitación al paciente y 202 (16,7%) sí lo hicieron mediante la implantación de telerrehabilitación, consultas online, por teléfono o por correo electrónico.
La conclusión a la que ha llegado este trabajo es que aproximadamente el 75% de los programas de RC a nivel mundial han cesado o detenido temporalmente la prestación de sus servicios debido a la COVID-19 y que, aquellos que permanecen hoy abiertos, están implementando nuevas tecnologías para garantizar que sus pacientes reciban la rehabilitación cardiaca de forma alternativa y de manera segura, a pesar de los desafíos (como la RC domiciliaria, la telerrehabilitación, o el seguimiento telefónico).
“Con el inicio de la pandemia y el cese de todos los programas presenciales de rehabilitación cardiaca, se ha acelerado la necesidad de expandir nuevos modelos de rehabilitación cardiaca que se puedan realizar desde el hogar, gracias a las nuevas tecnologías”, destaca la presidenta de Cardioalianza, Maite San Saturnino.
En conclusión, este trabajo resalta que los programas de RC son un servicio fundamental para asegurar la continuidad asistencial de los pacientes con enfermedad cardiovascular y por ello deben utilizarse estrategias basadas en la tecnología para facilitar la inclusión, la implantación y el seguimiento de todos pacientes en un programa de RC. Los métodos simples como la mensajería instantánea y las llamadas telefónicas podrían considerarse herramientas útiles en entornos de bajos recursos, mientras que los métodos tecnológicos más avanzados podrían considerarse en entornos de altos recursos y donde el acceso a la tecnología no está limitado por la capacidad de compra de un individuo.
Fuentes:
- Gabriela Lima de Melo Ghisi, Zhiming Xu, Xia Liu, Ana Mola, et al. Impacts of the COVID-19 Pandemic on Cardiac Rehabilitation Delivery around the World. Global Heart. 2021. Disponible aquí.