Han pasado casi dos años desde el inicio de la gran pandemia de este siglo XXI que ya cuenta con más de 5,3 millones de fallecidos y más de 272 millones de personas infectadas por el virus del SARS-CoV-2 en todo el mundo.

Al principio la COVID-19 se asoció a un tipo de gripe intensa que afectaba a los pulmones, aunque luego se comprobó científicamente que se trataba de una enfermedad infecciosa con un alto componente inflamatorio cuyas consecuencias, a largo plazo, aún siguen siendo un enigma para los investigadores. De hecho, una revisión de 57 estudios publicada el pasado mes de octubre en Jama Network Open comprobó como una de cada dos personas hospitalizadas a causa de la COVID-19 sufre, medio año más tarde, una secuela relacionada con esta enfermedad; desde manifestaciones clínicas pulmonares, a trastornos del sistema nervioso y neurocognitivo, de salud mental, cardiovasculares, gastrointestinales, de la piel, además de signos relacionados con un bienestar general deficiente de la persona, que incluyen malestar, fatiga, dolor musculoesquelético y reducción de la calidad de vida.

En este sentido, la vacunación se ha convertido en la mejor arma de prevención frente a la COVID-19 y gracias a ella se han reducido considerablemente los ingresos y las muertes producidas por esta enfermedad. A finales de septiembre de este año, de hecho, se habían administrado más de 6.300 millones de dosis de la vacuna para la COVID-19 en todo el mundo. ¿pero son realmente seguras?

Las vacunas contra la COVID-19 son seguras para la mayoría de las personas mayores de 18 años, incluidas aquellas con afecciones preexistentes de cualquier tipo, incluidos los trastornos autoinmunitarios, como indica la Organización Mundial de la Salud (OMS). Aun así, las vacunas, como cualquier otro fármaco, pueden provocar reacciones adversas. No obstante, en los estudios clínicos realizados para su autorización, se ha observado que la mayoría de ellas son leves, de corta duración y no todas las personas las sufren, señala la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) en su documento de Respuestas a preguntas frecuentes relacionadas con la seguridad de vacunas frente a la COVID-19.

Algunos países como Estados Unidos o Israel, o incluso la propia Agencia Europea del Medicamento, han reportado algunos casos de miocarditis (inflación del corazón) en adultos jóvenes después de la vacunación, principalmente después de la segunda dosis de vacunación. Por este motivo, un grupo de investigadores de la Universidad de Oxford decidieron evaluar la incidencia de problemas cardíacos después de la administración de las vacunas y compararlos con los riesgos después de contraer la infección por SARS-CoV-2.

Los resultados del estudio, coordinado por la epidemióloga Julia Hippisley-Cox, que acaban de publicarse en Nature Medicine han demostrado que la incidencia de miocarditis entre las personas vacunadas es muy inferior a la existente entre aquellas personas que dan positivo en la prueba de coronavirus SARS-CoV-2.

Para la investigación, han analizado a más de 38 millones de personas que fueron vacunadas en Inglaterra con Oxford/AstraZeneca, Pfizer/BioNTech o Moderna, entre el 1 de diciembre de 2020 y el 24 de agosto de 2021. En concreto, se buscaron ingresos hospitalarios o fallecimientos asociados a miocarditis, pericarditis y arritmias cardíacas durante los 28 días siguientes a la vacunación con cualquiera de las tres inmunizaciones utilizadas en ese país: la vacuna adenovírica de AstraZeneca (estudiada en 20.615.911 de personas) y las de ARNm de Pfizer-BioNTech (16.993.389) y Moderna (1.006.191). Los datos se compararon también con los casos de complicaciones hallados entre personas con una prueba positiva para la infección por SARS-CoV-2 (3.028.867 individuos).

A partir de los análisis, se ha podido observar que la probabilidad de sufrir alguna complicación cardiaca es mayor tras la primera dosis del fármaco de AstraZeneca y de Pfizer-BioNTech y después de recibir tanto la primera como la segunda dosis de la vacuna de Moderna. Además, también se ha visto como el subgrupo más susceptible de presentar efectos adversos tras la inmunización son los menores de 40 años.

En concreto, los investigadores cifran los casos de miocarditis posiblemente asociadas a la vacuna en dos por millón de vacunados con AstraZeneca; uno por millón con Pfizer-BioNTech, y seis por millón con Moderna, durante los 28 días tras una primera dosis, así como en diez casos por millón tras la segunda dosis con este último fármaco. Por su lado, las miocarditis posiblemente asociadas a la infección por el SARS-CoV-2 se sitúan en 40 por millón de pacientes durante los 28 días siguientes a la prueba positiva de SARS-CoV-2, lo que demuestra que existe un riesgo mucho más elevado entre aquellas personas tras contraer la enfermedad que tras ser vacunadas.

Además, los investigadores señalan un mayor riesgo de pericarditis y arritmias cardíacas después de una prueba de SARS-CoV-2 positiva y, en cambio, no se observa pericarditis ni arritmias con ninguna de las vacunas de COVID-19, más allá de cierto riesgo de arritmia tras una segunda dosis de la vacuna de Moderna.

Este estudio confirma algunos de los datos realizados por informes anteriores y es el primero que cuantifica el riesgo de miocarditis entre las tres vacunas y con la infección por el coronavirus SARS-CoV-2, demostrando que la COVID-19 se asocia a un riesgo de miocarditis mucho superior que las vacunas.

De hecho, el riesgo de miocarditis asociado a la inoculación de una vacuna es un viejo conocido de la medicina, que ya se pudo observar en la vacuna de la viruela. Esta inflamación del corazón se caracteriza por síntomas de dolor torácico, disnea (dificultad para respirar) y palpitaciones, que pueden acompañarse de arritmias y evolucionar a insuficiencia cardíaca, aunque su curso es habitualmente benigno.


Fuentes:

  • Diario Médico. La infección por SARS-CoV-2 se asocia a más riesgo de miocarditis que las vacunas. Diciembre 2021. Disponible aquí.
  • Martina Patone, Xue W. Mei , Lahiru Handunnetthi , Sharon Dixon, Francesco Zaccardi, Manu Shankar-Hari, Peter Watkinson, Kamlesh Khunti, Anthony Harnden, Carol A. C. Coupland , Keith M. Channon, Nicholas L. Mills , Aziz Sheikh  and Julia Hippisley-Cox. Risks of myocarditis, pericarditis, and cardiac arrhythmias associated with COVID-19 vaccination or SARS-CoV-2 infection. Nature Medicine. Disponible aquí.
  • Destin Groff; Ashley Sun; Anna E. Ssentongo; et al. Short-term and Long-term Rates of Postacute Sequelae of SARS-CoV-2 Infection..A Systematic Review. JAMA Network Open.Oct 2021. Disponible aquí.
  • Redacción Médica. «El riesgo de no vacunar es mayor a que la vacuna cause miocarditis». Diciembre 2021. Disponible aquí.

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