Como cada 7 de abril, hoy celebramos el Día Mundial de la Salud, para conmemorar el aniversario de la fundación de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Una jornada que cada año gira entorno a un tema de salud específico para ofrecer información detallada sobre éste.

En esta ocasión, la OMS ha optado por los trastornos depresivos y ha impulsado la campaña “Hablemos de depresión” para arrojar luz sobre la situación que viven las personas afectadas y concienciar sobre la importancia de la prevención y el tratamiento de esta patología.

Desde Cardioalianza, queremos recordar que este tipo de trastorno mantiene una clara correlación con las enfermedades cardiovasculares. El hecho de tener que convivir con una enfermedad de por vida, puede ocasionar trastornos depresivos y, como consecuencia, un estado de angustia mental que repercute en los distintos ámbitos de la vida del paciente.

Esta relación fue confirmada por un estudio del Intermountain Medical Center Heart Institute de Salt Lake City (Utah, EEUU), presentado en la Reunión Anual del American College of Cardiology (ACC), recién celebrada en Washington. Según éste, la depresión es el mayor predictor de muerte en diez años tras el diagnóstico de una enfermedad coronaria, llegando a duplicar las probabilidades de fallecimiento en comparación con los pacientes cardiovasculares sin este trastorno mental.

Además, esta relación también ocurre a la inversa: según un estudio publicado en European Heart Journal, las personas deprimidas son dos veces más propensas a desarrollar una dolencia cardiaca.

CIFRAS Y CONSECUENCIAS

Tomar conciencia del impacto de la depresión e informar sobre ella es clave para su desestigmatización y para movilizar a las personas afectadas a buscar ayuda profesional. La depresión afecta a más de 300 millones de personas en todo el mundo (2,4 millones en España)  y tiene consecuencias en las relaciones laborales, escolares y familiares, ocasionando un estado de angustia mental y un gran sufrimiento en las personas que la sufren.

De hecho, puede convertirse en un problema de salud serio, especialmente cuando es de larga duración e intensidad moderada a grave. Y, en el peor de los casos, puede provocar el suicidio, primera causa de muerte externa en España según datos del Instituto Nacional de Estadística (2015).

Según la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP), se estima que entre el 30 y el 50% de los pacientes con depresión no están diagnosticados y, a pesar de la existencia de tratamientos eficaces, más de la mitad no los recibe.  “La salud mental, en la que se incluye la depresión, es una parcela infra desarrollada de la salud en todos los países, también en Europa, donde sigue siendo una asignatura pendiente”, explica el Prof. Julio Bobes, Presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP)

¿CÓMO AFECTA LA DEPRESIÓN AL PACIENTE CARDIOVASCULAR Y CÓMO PODEMOS TRATARLA?

Como apunta el estudio de European Heart Journal, las consecuencias de la depresión en la salud cardiovascular vienen dadas por la disminución de la actividad física, una dieta pobre o por el abuso de tabaco o alcohol. Además, se duplican las dificultades para un adecuado seguimiento del tratamiento.

En cuanto a los síntomas más frecuentes de la depresión, éstos son:

  • Estado de ánimo depresivo durante la mayor parte del día
  • Insomnio o exceso de sueño
  • Pérdida o aumento del apetito
  • Pérdida o aumento del peso corporal sin motivos aparentes
  • Disminución de la capacidad de concentración
  • Fatiga o falta de energía

Los episodios depresivos pueden clasificarse como leves, moderados o graves y puede manifestarse de manera puntual o recurrente. Si la depresión es leve, ésta se puede tratar con psicoterapia sin ser necesario recurrir  a medicamentos, mientras que en los casos moderados o graves, normalmente se requiere también realizar tratamiento psiquiátrico para ofrecer al paciente un abordaje clínico general.

La finalidad los tratamientos de la depresión es reducir su sintomatología y conseguir la recuperación del equilibrio bio-psico-social, fomentando la capacidad de adaptación y la salud mental de la persona.

Cabe destacar que, en el caso de los pacientes cardiovasculares con depresión, según los investigadores del estudio referenciado, es necesario un abordaje conjunto en el que se alterne una reeducación de estilo de vida saludable, con la terapia y, en determinados casos, la medicación adecuada para mejorar la calidad de vida del paciente cardiovascular con depresión.

LAS ENFERMEDADES CRÓNICAS, UN FACTOR DE RIESGO

La depresión suele aparecer como consecuencia de circunstancias vitales adversas, como el desempleo o la pérdida de un ser querido. No obstante, como hemos comentado anteriormente, también existe una relación entre depresión y salud física, como sucede en los pacientes cardiovasculares afectados por la depresión.

Ante estas adversidades, los especialistas apuntan que es clave trabajar la capacidad de adaptación a través de conductas determinadas, que favorezcan el restablecimiento del equilibrio perdido. Asimismo, desde Cardioalianza recordamos que para prevenir y tratar la depresión, la comprensión de la enfermedad cardiovascular por parte del paciente, adoptar un papel activo en su tratamiento y unos hábitos de vida más saludables pueden ser de gran ayuda.

Fuentes: Organización Mundial de la Salud (OMS), Sociedad Española de Psiquiatría (SEP), Fundación Española del Corazón (FEC).

 

 

 

 

 

 

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