La pandemia de la Covid-19 ha arrasado con la vida de casi un millón de personas en el mundo y 30.200 en nuestro país, atacando principalmente a las personas mayores y a las personas con enfermedades previas, especialmente con enfermedad cardiovascular, como se ha visto en los registros recientemente.
Por si fuera poco, por miedo a contagiarse fueron muchas las personas que aun con síntomas de un posible infarto de miocardio prefirieron quedarse en casa sufriéndolo en silencio antes que acudir al hospital, pudiendo en algunos casos llegar a costarles la vida.
Primero fue una observación manifiesta en la práctica clínica diaria de varios profesionales sanitarios, pero ahora ya tenemos también registros oficiales que así lo demuestran. El más reciente, un estudio español publicado este mes de septiembre en Revista Española de Cardiología, que ha evaluado los cambios en el tratamiento del infarto agudo de miocardio con elevación del segmento ST (que son aquellos infartos más graves, cuando ya se ha producido muerte celular) a lo largo de la pandemia por la Covid-19.
Este registro ha analizado los datos de pacientes atendidos en 30 días en 75 centros estatales, separándolos en dos grupos: los tratados antes de la Covid-19 (del 1 de abril hasta el 30 de abril de 2019) y los tratados durante la Covid-19 (del 16 de marzo hasta el 14 de abril de 2020); seguidamente se compararon las características clínicas, los procedimientos que se les realizaron, así como los resultados hospitalarios obtenidos, para ver si había algunas diferencias.
Los resultados reflejaron que los casos de sospecha de infarto agudo de miocardio con elevación del segmento ST (IAMCEST) disminuyeron un 27,6% en tiempos de la Covid-19. Así, los centros atendieron un total de 1.113 supuestos casos durante el confinamiento mientras que el año previo atendieron a un total de 1.538 personas. Lo mismo sucedió con los casos confirmados de IAMCEST, que se redujeron un 22,7%; pasando de 1.009 casos confirmados durante el periodo de 2020 a los 1.305 del intervalo en 2019.
Por el contrario, no se han visto diferencias en los dos grupos en cuanto al procedimiento realizado, puesto que el tratamiento aplicado después de una angiografía coronaria fue, en un 94% de los casos, la angioplastia primaria (colocación de un stent) en ambos grupos.
Otro dato importante que se ha observado es que en el periodo de la pandemia se ha aumentado el tiempo de isquemia miocárdica, es decir, el tiempo en que el corazón está sufriendo sin recibir el oxígeno del flujo sanguíneo. En concreto, aumentaron los tiempos desde los primeros síntomas hasta el primer contacto médico (105 min. en 2020 vs. 71 min. en 2019) así como el tiempo desde los primeros síntomas hasta la reperfusión (233 min. en 2020 vs 200 min en 2019); mientras que no hubo diferencias de tiempo una vez ya atendidos, es decir, desde el primer contacto médico hasta la reperfusión (110 min en ambas cohortes).
Asimismo, la mortalidad hospitalaria fue también mayor durante la pandemia, pasando del 7,5% en el periodo analizado durante el confinamiento frente al 5,1% en el periodo analizado en 2019. Otro dato analizado en el grupo de pacientes atendidos en la cuarentena, fue que la incidencia de infección confirmada por SARS-CoV-2 fue del 6,3%, lo que significa que fue relativamente infrecuente.
Fuentes:
- Diario Médico. Setiembre 2020. La pandemia duplica las muertes por infarto de miocardio en hospitales. Disponible aquí.
- Oriol Rodriguez-Leor, Belen Cid-Álvarez, Armando Pérez de Prado, Xavier Rossello, Soledad Ojeda, Ana Serrador; et al. Impact of COVID-19 on ST-segment elevation myocardial infarction care. The Spanish experience. Revista Española de Cardiología. 28 July 2020. También disponible en: https://www.revespcardiol.org/en-impact-covid-19-on-st-segment-elevation-avance-S1885585720303625