Un estudio presentado en el reciente ESC Preventive Cardiology 2023,  uno de los Congresos anuales de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC), demuestra que las siestas de 30 minutos o más se asocian con un mayor riesgo de sufrir un trastorno del ritmo cardíaco, concretamente de fibrilación auricular (FA).

Para llevar a cabo la investigación, se utilizaron los datos del Proyecto de Seguimiento de la Universidad de Navarra (SUN), en el que participaron 20.348 personas que no presentaban fibrilación auricular al inicio del estudio. Los participantes completaron un cuestionario cada dos años indicando información sobre sus datos sociodemográficos, enfermedades, estilo de vida, altura y peso. Al inicio del estudio dividieron a los participantes en tres grupos en función de la duración de sus siestas: los que no hacían siesta, los que hacían una siesta de menos de 30 minutos (cortas) y los que hacían una siesta de 30 minutos o más (largas).

A lo largo de los 13,8 años de media de seguimiento, 131 participantes desarrollaron fibrilación auricular. Los datos del seguimiento revelan que las personas que durmieron la siesta durante 30 minutos o más presentaron casi el doble de riesgo de tener fibrilación auricular que los que durmieron menos de 30 minutos. Por el contrario, el riesgo que presentaron las personas que durmieron siestas cortas no era tan elevado en comparación con los que evitaron hacer la siesta.  

Los investigadores llevaron a cabo una segunda investigación para identificar la duración de la siesta asociada con el menor riesgo de fibrilación auricular. En este segundo análisis se excluyó a las personas que no realizaban siesta de forma regular, dividiendo a los participantes en tres categorías según la duración de la siesta: menos de 15 minutos, de 15 a 30 minutos y más de 15 minutos. Los resultados mostraron que, en comparación con los que dormían la siesta más de 30 minutos, las personas que hacían una siesta de menos de 15 minutos tenían un 42% menos de riesgo de tener fibrilación auricular y los que hacían la siesta entre 15 y 30 minutos tenían un riesgo menor (56%). 

El Dr. Jesús Díaz-Gutiérrez, del Hospital Universitario Juan Ramón Jiménez de Huelva (España), afirma que, “los resultados sugieren que la duración óptima de la siesta es de 15 a 30 minutos”. Sin embargo, el doctor recalca que se necesitan estudios más amplios para determinar si una siesta corta es preferible a no dormirla.

En la misma línea, recientemente se ha publicado otro estudio en la revista Neurology que demuestra que las personas que duermen siestas largas (de más de una hora) y no planificadas, tienen un 88% más de riesgo de sufrir un ictus respecto a las personas que no hacen siesta. Además, este estudio añade la relación de sufrir un derrame cerebral con personas que duermen mal, poco o demasiado, con roncar, resoplar al dormir o presentar apnea del sueño. Los autores de la investigación afirmaron que los individuos que dormían menos de cinco horas al día tenían 3 veces más probabilidades de sufrir un ictus que los que dormían siete. Sin embargo, los investigadores también comentan que son necesarios otros estudios para comprobar realmente la relación existente entre las horas de sueño y el riesgo de sufrir un ictus. Por ahora, los autores piden a los médicos que se remarque la importancia de las horas del sueño de los pacientes para el riesgo cardiovascular.

Fuentes:

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