En el marco del Congreso de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), celebrado recientemente, se ha presentado un estudio que evidencia el sesgo de género que existe en la atención cardiovascular, pues se ha visto que las mujeres acuden a la consulta de cardiología por distintos motivos que los hombres, acuden más a urgencias, pero, sin embargo, ingresan menos en cardiología.

Se trata de un trabajo descriptivo realizado a partir de los datos administrativos sanitarios y de la historia clínica electrónica de pacientes del área de atención del Hospital Universitario 12 de octubre (Madrid) durante los años 2017 y 2018. En total se analizaron 6.042 consultas, de las cuales 3.569 (59%) fueron en mujeres.

Los resultados del análisis describen que las mujeres presentan mayor edad que los hombres (64,4 vs 59,2 años), mayor número de visitas a urgencias (54,9 vs 47,7%) pero, sin embargo, menor número de ingresos hospitalarios en cardiología (6,6 vs 8,8%). En cuanto al motivo de la consulta, entre las mujeres los más habituales son: palpitaciones (19%) -especialmente en mujeres jóvenes menores de 40 años- y disnea (18%) -en este caso más habitual en mujeres de edad avanzada-; mientras que en los hombres son: alteraciones en el ecocardiograma (23%) y dolor torácico (19%). En referencia a las peticiones de pruebas más habituales en las consultas de cardiología, en las mujeres son: pruebas de detección de isquemia (28%), consultas sucesivas (23%), holter (20%) y ecocardiografía (18%); mientras que en los hombres son: pruebas de detección de isquemia (27%), consultas sucesivas (23%), ecocardiograma (21%) y holter (6%).

En la misma línea, en el último VIII Congreso de pacientes con enfermedades cardiovasculares, organizado por Cardioalianza, también se habló, en la conferencia inaugural de la necesidad de sensibilizar a las mujeres acerca de las enfermedades cardiovasculares -en adelante ECV-, pues son su primera causa de muerte.

En concreto, la Dra. Ana Garcia, jefa del Departamento de Cardiología del Hospital Clínic de Barcelona e investigadora del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), explicó, en referencia a las diferencias biológicas de la ECV en la mujer, que la ECV en la mujer aparece principalmente después de la menopausia, cuando desaparece el elemento protector de los estrógenos, aproximadamente diez años más tarde que los hombres y con otras enfermedades no cardiacas asociadas.También especificó que, “las mujeres tienen mayor incidencia de enfermedad microvascular y de insuficiencia cardiaca con función preservada. Además, las mujeres que presentan un infarto en edades jóvenes tienen más probabilidad de desarrollar diabetes”.

Haciendo hincapié en las barreras y sesgos de género existentes, la cardióloga subrayó que, “las mujeres consultan de forma más tardía a los profesionales sanitarios porque no reconocen los síntomas (malestar general, náuseas, dolor en el hombro o abdomen, etc.), ya que éstos muchas veces son distintos a los descritos en la mayor parte de estudios realizados mayoritariamente en hombres (dolor opresivo en el pecho que irradia en el brazo izquierdo, etc.). “La mujer presenta, además, una carga doméstica típicamente mayor y trabaja, en ocasiones, en empleos relacionados con el cuidado de los demás, que hacen que ante algún síntoma tengan mayor dificultad para pedir ayuda y poder ser atendidas en un menor tiempo”.

En cuanto al distinto manejo existente entre hombres y mujeres, la cardióloga expuso que la mujer siempre ha estado menos representada en los ensayos clínicos, por lo que por ello hay menor evidencia científica sobre cómo debe ser su tratamiento, “se considera erróneamente que las mujeres tienen un menor riesgo del que realmente padecen y se las considera un paciente “más frágil”, por lo que, a menudo, su manejo es menos intervencionista y su tratamiento más conservador (basado en fármacos y no en intervenciones), además de creer que necesitan un menor seguimiento”.

Así, las mujeres presentan un peor pronóstico que los hombres ante un problema cardiovascular debido a que consultan ayuda de forma más tardía, tienen mayor edad cuando debuta la enfermedad cardiaca, presentan un manejo más conservador y, además, presentan en mayor frecuencia ansiedad y la depresión.

“Es fundamental concienciar a la sociedad sobre el riesgo real de la ECV en las mujeres. La ECV mata más a mujeres que hombres y en mujeres de menos de 65 años provoca la muerte más que el doble de veces que el cáncer de mama, pero sin embargo la sensibilización es inferior”, destaca la jefa de Cardiología del Hospital Clínico; quien añade, por último, que también hay que promocionar el liderazgo de la mujer en posiciones de responsabilidad. “En cardiología, por ejemplo, en 2018 solo un 11% de los jefes de servicios de los hospitales españoles eran mujeres”.

Ver video Dra. Ana Garcia, jefa del Departamento de Cardiología del Hospital Clínic de Barcelona e investigadora del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC). VIII Congreso de Pacientes con Enfermedades Cardiovasculares.

Fuentes:

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