La vacunación anual frente a la gripe y la COVID-19 tiene el objetivo de reforzar la protección de las personas más vulnerables para reducir la morbimortalidad y el impacto de estas enfermedades sobre la capacidad de la atención sanitaria y sociosanitaria. En este sentido, los objetivos para la vacunación frente a gripe y COVID-19 en esta temporada 2024-2025 son alcanzar o superar coberturas de vacunación del 75% en personas mayores y en el personal sanitario y sociosanitario, así como superar el 60% en embarazadas y en personas con condiciones de riesgo. Pero ¿están los pacientes cardiovasculares dentro del grupo prioritario de vacunación?
Para dar respuesta a esta pregunta, desde Cardioalianza se organizó ayer un webinar sobre “Vacunación y enfermedad cardiovascular”, dirigido a pacientes y/o familiares, con el objetivo de generar conciencia sobre la importancia de la vacunación en los colectivos de mayor riesgo, como son las personas que conviven con alguna enfermedad cardiovascular (ECV) y las personas inmunodeprimidas, como las personas trasplantadas, y actualizar la información sobre sus objetivos de la vacunación.
El Dr. Jesús Álvarez García, jefe de la Unidad de Insuficiencia Cardíaca del Hospital Universitario Ramón y Cajal, nos habló sobre las cuatro razones principales para vacunarse, que serían que: las infecciones tienen un impacto negativo mayor, las vacunas han demostrado eficacia y seguridad, la vacunación es una medida coste-eficaz y porque se trata de un acto de responsabilidad social.
Por su parte, la Dra. Ruth Figueroa, presidenta del Grupo de Estudio en Vacunas de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), puso el foco explicar el impacto que tiene la vacunación en los pacientes cardiovasculares para evitar hospitalizaciones y fallecimientos. En este sentido, y como indican las guías europeas para el manejo de síndrome coronario agudo (SCA), se ha visto que la vacunación anual de la gripe en pacientes con enfermedad cardiovascular aterosclerótica estable está asociada a una reducción en la incidencia de infartos de miocardio (IM), así como una mejora del pronóstico en pacientes con insuficiencia cardiaca y una reducción del riesgo cardiovascular en pacientes de 65 o más años. Además, se ha visto que la administración temprana de la vacuna antigripal tras un IM o con elevado riesgo de enfermedad arterial coronaria reduce el riesgo de muerte cardiovascular o por cualquier causa a los 12 meses. Por todo ello, las guías recomiendan la vacuna de la gripe a todos los pacientes con síndrome coronario agudo. La Dra Figueroa también remarcó la importancia que tiene la vacuna antineumocócica para las personas con ECV, pues tras una neumonía neumocócica los pacientes con este perfil tienen un mayor riesgo de hospitalización que un adulto sano, trece veces más en el caso de los pacientes con IC.
El webinar ha contado también con la participación del presidente de Cardioalianza, Tomás Fajardo, quien ha cerrado el espacio recordando que la vacunación juega un papel esencial en la prevención de estas infecciones respiratorias, pero es fundamental que a nivel individual tomemos también conciencia de la importancia que tienen las medidas higiénicas para su prevención: higiene de manos, cubrirse el codo al toser o estornudar, el uso de pañuelos desechables, la ventilación de los espacios o el uso de mascarilla cuando notemos algún síntoma o tenemos que estar en contacto con personas de riesgo.
En conclusión, esta sesión pone de manifiesto que la vacunación es la forma más eficaz de prevenir tanto la gripe, como la COVID-19 como la neumonía neumocócica y, como el efecto de la vacuna se atenúa con el tiempo, es importante que la vacunación se realice de forma anual.
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