El ictus es la primera causa médica de discapacidad en nuestro país y es la primera causa de muerte entre las mujeres y la segunda entre los hombres (primero en este grupo es la cardiopatía isquémica).

Uno de cada cinco ictus son a causa de la fibrilación auricular (FA), una alteración en el ritmo cardiaco (arritmia) que impide la correcta contracción del corazón; el ritmo cardiaco deja de ser regular y constante, el tiempo entre latido y latido es desigual (el corazón fibrila). Ello puede favorecer la creación de un coágulo de sangre dentro del corazón, que puede desprenderse y viajar hasta el cerebro, donde puede taponar una arteria, dificultar el paso de sangre y producir la muerte de células cerebrales (ictus isquémico).

La FA es poco frecuente en la población general, pero es la arritmia cardiaca más frecuente (afecta aproximadamente a un 2 % de la población), aunque su prevalencia aumenta con la edad, llegando a afectar hasta el 10-17 % de los individuos mayores de 80 años. Aunque en muchas ocasiones es asintomática, su detección precoz es clave, ya que el tratamiento anticoagulante preventivo puede reducir el riesgo de ictus hasta en un 60 %.

En un tercio de los pacientes la FA es asintomática y, por lo tanto, muy difícil de detectar. Desde hace años, se conoce que tomar el pulso arterial de forma periódica puede ayudar a su diagnóstico y favorecer el inicio precoz del tratamiento, pero no existía evidencia científica sobre el mejor procedimiento para tomar esta medida.

Justamente para ayudar a su detección precoz, un grupo de expertos liderados por el grupo de Enfermedades Cardiovasculares del Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR) y el Servicio de Cardiología del Hospital Universitario Vall d’Hebron se ha dedicado a indagar cuáles son los parámetros que optimizan la precisión diagnóstica de la palpación del pulso en la detección precoz de la FA. Además de ello, también quisieron intentar crear un algoritmo simple para seleccionar qué individuos se beneficiarían más de la palpación del pulso y, si son positivos en el cribado, de recibir un ecocardiograma (ECG) para el diagnóstico definitivo de la FA. “Queríamos analizar qué estrategias en la exploración física permiten optimizar la detección de fibrilaciones auriculares, así como conocer qué individuos pueden beneficiarse más de esta medida”, explica Jordi Bañeras, médico adjunto del Servicio de Cardiología e investigador del grupo de Enfermedades Cardiovasculares del VHIR y el CIBERCV.

Para la realización del trabajo, enfermeras de cuatro consultas externas de Cardiología de Centros de Atención Primaria (CAP) de Barcelona palparon el pulso de un total de 7.844 personas mayores de 40 años, de acuerdo con una lista aleatoria de territorios arteriales y duraciones de medición, e inmediatamente seguido les realizaron un ecocardiograma (ECG) de 12 derivaciones como estándar de referencia para confirmar el diagnóstico de FA.

En algunos pacientes se tomó la palpación en la arteria radial derecha, en otros en la arteria carótida derecha, y en otros en las dos. Se analizó también si era mejor hacer una palpación durante 10 segundos o durante el tiempo que la enfermera consideraba necesario. Asimismo, para la elaboración del algoritmo, también evaluaron si la precisión diagnóstica dependía de la experiencia de la enfermera o de una lista de factores clínicos de los pacientes fácilmente disponibles en atención primaria (edad, sexo y diagnóstico de insuficiencia cardiaca).

Este trabajo, publicado recientemente en la revista PLOS One, demostró que los parámetros asociados con mayor precisión diagnóstica fueron la palpación de la arteria radial, independientemente del tiempo de palpación, y clasificar como “irregulares” aquellas palpaciones en las que la enfermera no estaba segura de la regularidad del pulso o no podía palpar el pulso (sensibilidad = 79 %; especificidad = 86 %). Asimismo, también se observó que ni la experiencia de la enfermera ni ningún factor clínico investigado influyeron en la precisión diagnóstica.

En concreto, se clasificaron a los pacientes en cuatro grupos según los resultados obtenidos de la palpación: pulso regular, pulso irregular, pulso incierto y casos en los que la enfermera no era capaz de detectar el pulso. Los resultados mostraron que es necesario realizar un ECG posterior de control no solo a las personas con pulso irregular, tal y como se indica actualmente en las guías, sino también a aquellas personas a las que no se les encuentra el pulso o en las que no está clara su regularidad. Los resultados no dependían, sin embargo, de la experiencia de la enfermera ni se relacionaban con otros factores clínicos, como la edad o la presencia de otros problemas cardiacos.

En cuanto al algoritmo para seleccionar el perfil de personas que más podrían beneficiarse del cribado precoz de FA, contrastaron que las personas de ≥40 años que más se beneficiarían de un examen de palpación del pulso son, por subgrupos:

  • En personas de 40 a 60 años solo cuando existen alteraciones cardiacas previas.
  • En los casos de 60 a 69 años, se recomendaría hacerlo a todo el mundo.
  • En mayores de 70, solamente en los casos en los que no exista insuficiencia cardíaca previamente diagnosticada. En este último grupo de edad, si hay otras alteraciones cardíacas, se recomienda realizar directamente el electrocardiograma.

De esta forma, este trabajo corrobora que el cribado oportunista de la FA mediante la palpación óptima del pulso en candidatos según este algoritmo sencillo puede tener una gran eficacia para detectar la FA en la atención primaria. “Consideramos que es una buena técnica por la rapidez y los pocos costes asociados a la medida del pulso, además de ser una prueba que no es invasiva. En menos de un minuto, podemos saber si vale la pena realizar un electrocardiograma para saber si efectivamente hay una arritmia y esto ayudaría a detectar a un gran número de personas con fibrilación auricular y, por lo tanto, en riesgo de sufrir un ictus”, concluye el Dr. Bañeras.

Fuentes:

  • Bañeras J, Pariggiano I, Ródenas-Alesina E, Oristrell G, Escalona R, Miranda B, et al. (2022) Optimal opportunistic screening of atrial fibrillation using pulse palpation in cardiology outpatient clinics: Who and how. PLoS ONE 17(4): e0266955. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0266955.

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