El síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS) se produce por la oclusión intermitente y repetitiva de la vía aérea superior durante el sueño, lo que origina una interrupción completa (apnea) o parcial (hipopnea) del flujo aéreo. Estas apneas o hipopneas tienen una duración variable y, al cabo de los años acaban produciendo importantes alteraciones en el sistema nervioso central, la irrigación miocárdica y cerebral, y la circulación pulmonar y sistémica, que pueden provocar eventos cardiovasculares, vasculocerebrales y respiratorios. En España, se calcula que su prevalencia es notable, pues afecta entre el 4 y 6% de los varones y al 2% de las mujeres.

Las pautas de tratamiento para el SAOS se basan, sobre todo, en seguir de forma regular unas determinadas pautas de estilo de vida para logar una buena higiene del sueño: evitar el alcohol y somníferos antes de acostarse, evitar dormir boca arribar y bajar el exceso de peso.

Actualmente, el tratamiento de elección del SAOS se basa en la aplicación, durante el sueño, de una mascarilla nasal que ejerce una presión positiva continua en la vía área (CPAP por sus siglas en inglés “continuous positive airways pressure”). La CPAP es un dispositivo que mantiene las vías aéreas abiertas aplicando una presión positiva continua de tal manera que «empuja» a la vía aérea permitiendo el paso del aire. Cada enfermo precisa un nivel de presión diferente, que debe determinarse mediante un estudio poligráfico. La CPAP Puede llegar a solucionar el SAOS en un 80% de los casos.

En esta línea, un nuevo estudio publicado recientemente en The Lancet Respiratory Medicine demuestra que el tratamiento mediante CPAP reduce el riesgo de volver a sufrir episodios cardiovasculares y cerebrovasculares hasta en un 31%.

Se trata de un metaanálisis llevado a cabo sobre los datos individuales de 4.186 pacientes que ya habían participado en estudios previos que no había demostrado la eficacia esperada del tratamiento del SAOS mediante CPAP. Ahora, y gracias al trabajo que han liderado los investigadores Ferran Barbé Illa, líder del grupo de Investigación Traslacional en Medicina Respiratoria del Instituto de Investigación Biomédica de Lérida (IRBLleida) y el Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Respiratorias (CIBERES), y Manuel Sánchez de la Torre, líder del grupo de Medicina de Precisión en Enfermedades Crónicas del IRBLleida, sabemos que el cumplimento adecuado del tratamiento con CPAP superior a cuatro horas de uso por noche, resulta un factor clave en la prevención cardiovascular secundaria y en la reducción del riesgo de recurrencia de un evento cardiovascular grave.

En concreto, se ha observado que la protección que confiere el tratamiento por CPAP es efectiva solo cuando ésta se usa un mínimo de cuatro horas diarias (desaparece si se deja de usar o se hace por menos tiempo). Ello se ha podido constatar gracias al análisis estadístico realizado a largo plazo (periodo de 6 años), en el que los investigadores han podido analizar los síntomas del paciente cuando ha dejado el tratamiento (por el motivo que sea) por algún tiempo (semanas, meses) y, por tanto, han podido comparar resultados según los periodos de cumplimiento e incumplimiento de cada paciente.  

Según manifiesta Ferran Barbé, uno de los autores de este trabajo, “estos resultados señalan que la prevención secundaria de eventos cardiovasculares en pacientes con apnea del sueño debería ser una prioridad de los sistemas sanitarios en todo el mundo, y que los médicos que pueden indicar la CPAP sean, a partir de ahora, conscientes de su potencial real”, y añade que, “estos datos son claramente positivos y tendrán mucha trascendencia en el manejo de los enfermos porque ayudará a salvar vidas”.

FUENTES:

  • Sánchez-de-la-Torre M, Gracia-Lavedan E, Benitez ID, Sánchez-de-la-Torre A, Moncusí-Moix A, Torres G, Loffler K, Woodman R, Adams R, Labarca G, Dreyse J, Eulenburg C, Thunström E, Glantz H, Peker Y, Anderson C, McEvoy D, Barbé F. Adherence to CPAP Treatment and the Risk of Recurrent Cardiovascular Events: A Meta-Analysis. JAMA. 2023 Oct 3;330(13):1255-1265. doi: 10.1001/jama.2023.17465

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