La retina es la capa más interna del globo ocular y tiene la misión de transformar la luz que recibe en un impulso nervioso hasta llegar al cerebro, donde se convierte en las imágenes que percibimos. Podríamos decir, entonces, que la retina es la ventana de nuestro cerebro.
En este sentido, cada vez son más las investigaciones que relacionan alteraciones en la retina con ciertas enfermedades que afectan al cerebro (Alzheimer, esclerosis múltiple, etc.). Ahora, un reciente estudio publicado en la revista Heart realizado por un equipo de investigadores de la Universidad Politécnica de Hong Kong (China), señala que las características de la red vascular de la retina pueden llegar a predecir el riesgo de sufrir ictus o derrames con tanta precisión como los métodos tradicionales.
La red vascular de la retina comparte características anatómicas y fisiológicas comunes con los vasos del cerebro, por lo que los investigadores creyeron que a través de la exploración de la retina podrían llegar a ver el riesgo cardiovascular. Ello no se ha explorado por completo debido a los resultados variables de los estudios y al uso inconsistente de la técnica de imágenes especializada para la parte posterior del ojo (la fotografía del fondo del ojo); pero aprendizaje automático (IA), como el Sistema de Evaluación de la Salud Microvascular basado en la Retina (RMHAS), ha abierto las posibilidades para la identificación de marcadores biológicos que pueden predecir con precisión el riesgo de accidente cerebrovascular sin la necesidad de pruebas de laboratorio invasivas, indican los autores.
Para comprobarlo, el trabajo midió 30 indicadores en 5 categorías de arquitectura vascular de la retina en imágenes de fondo de ojo de 68.753 participantes del estudio del Biobanco del Reino Unido, una base de datos biomédica a gran escala que rastrea la información sobre el estilo de vida y la salud de cientos de miles de personas del Reino Unido.
Las 5 categorías incluyeron calibre (longitud, diámetro, relación), densidad, torsión, ángulo de ramificación y complejidad de las venas y arterias. También se tuvo en cuenta factores de riesgo potencialmente influyentes: demográficos y socioeconómicos, estilo de vida y parámetros de salud, como la presión arterial, el colesterol, la HbA1c (indicador de glucosa en sangre) y el peso (IMC).
En el análisis final, el modelo de IA evaluó los datos de 45.161 participantes con una edad media de 55 años. Las 749 personas que sufrieron un ictus durante un periodo de seguimiento medio de 12 años tendían a ser significativamente mayores, hombres, fumadores habituales y con diabetes. También tenían, en términos generales, un mayor peso, la presión arterial más alta y unos niveles de colesterol HDL (el bueno) más bajos. Todos estos elementos constituyen factores de riesgo conocidos del ictus.
En total, se incluyeron 118 indicadores vasculares medibles de la retina, de los cuales 29 se asociaron significativamente con el riesgo de sufrir un primer accidente cerebrovascular después de ajustar los factores de riesgo tradicionales. De éstos, 17 eran indicadores de densidad vascular; 8 pertenecían a la categoría de complejidad; 3 eran indicadores de calibre; y 1 pertenecía a la categoría de torsión.
En cada uno de los parámetros de densidad, un cambio en la desviación estándar se asoció con un aumento del riesgo de accidente cerebrovascular de aproximadamente el 10-20%. La disminución de la densidad vascular aumentó el riesgo de accidente cerebrovascular, lo que puede deberse a la hipoxia y a la reducción del suministro de nutrientes. Cambios similares en los indicadores de calibre se asociaron con un aumento del riesgo del 10-14% y cada disminución en los indicadores de complejidad y torsión se asoció con un aumento del riesgo de 10,5-19,5%.
Los resultados mostraron que “esta «huella vascular» de la retina, incluso cuando se combina solo con la edad y el sexo, fue tan buena como el uso de los factores de riesgo tradicionales por sí solos para predecir el riesgo futuro de accidente cerebrovascular”, destaca David S. Friedman, codirector de la División de Glaucoma de la Escuela de Medicina de Harvard (Estados Unidos) y uno de los autores del trabajo.
No obstante, los investigadores señalan que son necesarios estudios adicionales para explorar mejor esta relación ya que se trata un estudio observacional, por lo que no se pueden sacar conclusiones firmes sobre la relación causa-efecto; ponen de manifiesto que los participantes del Biobanco del Reino Unido son blancos, por lo que los resultados no son extrapolables a otras etnias; y que no pudieron evaluar el riesgo asociado con los diferentes tipos de accidente cerebrovascular.
A pesar de estas limitaciones, los investigadores consideran que se trata de un modelo que merece la pena seguir investigando y afianzando porque “presenta un enfoque práctico y de fácil implementación para la evaluación del riesgo ictus, en particular para la atención primaria de salud y los entornos con bajos recursos económicos”. Al tratarse de una técnica no invasiva, el análisis vascular de la retina podría ser un nuevo enfoque a tener en cuenta en futuras estrategias de prevención de accidentes cerebrovasculares o modelos de estratificación del riesgo, lo que podría conducir a una intervención más temprana y a mejores resultados para los pacientes.
FUENTES:
- La ‘huella dactilar’ vascular de la retina es capaz de predecir el riesgo de ACV. Diario Médico.com. 14 de enero de 2025. Disponible en: https://www.diariomedico.com/medicina/oftalmologia/huella-dactilar-vascular-retina-capaz-predecir-riesgo-acv.html
- El poder predictivo de la retina ante fallos cerebrovasculares: «Ha abierto las posibilidades para la identificación de marcadores biológicos». El Mundo.es. 18 de enero de 2025. Disponible en: https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/salud/2025/01/18/678a268121efa061178b45b3.html
- Yusufu M, Friedman DS, Kang M, et alRetinal vascular fingerprints predict incident stroke: findings from the UK Biobank cohort studyHeart Published Online First: 13 January 2025. doi: 10.1136/heartjnl-2024-324705